viernes, 21 de agosto de 2020

Así escriben: la experiencia de 53 escritores mexicanos

 

Lo vi de reojo cuando salía del local. Estaba parado sobre de un montón de libros como si me mirara. Su título me atrapó. Lo agarré, y, como con hambre, le eché un vistazo. Usé la técnica de "catar libros" que aprendí de mi maestro, Jesús Alonso: tomé  el libro, lo miré por fuera, analicé el índice, y leí algunos capítulos que me llamaron la atención. El libro me fascinó con su título, y las pequeñas lecturas corroboraron mi intuición. No me equivoqué.

 

Lo compré porque me interesa el misterio de la escritura, como decía García Márquez,  "la carpintería" de los autores. He encontrado cierto gusto a la escritura, y ahora que empecé la segunda mitad de mi vida quiero explorar ese camino, ya que dicen que escribir es leer dos veces. El libro lo conseguí en una librería de la Ciudad de México y se titula, Así Escribo, la compiladora es Delia Juárez. En el libro cincuenta y tres escritores mexicanos comparten su experiencia sobre la escritura. No conozco a ninguno de los escritores, pero el simple hecho que su experiencia este por escrito es de gran valor. Comparto una pequeña síntesis.

 

La primera gran conclusión que saco del libro es que no hay una receta única para llegar a ser un escritor. Si bien hay algunas coincidencias, cada escritor tiene su propio camino. Por ejemplo, algunos tienen rituales de preparación como fumar, tomar café, tener un vaso de jugo, música de fondo, tener una ventana; a otros les gusta leer antes un libro o las noticias del periódico como para calentarse. Algunos necesitan silencio, y otros escriben en medio del bullicio.

 

Para escribir no hay un horario fijo. Unos escriben sólo en la mañana, otros al final de la tarde, algunos en parte de la noche o toda la noche, incluso de madrugada. Alguno a cualquier hora. Una cosa interesante, la mayoría escribe todos los días, y, lo más importante, con ganas o sin ganas; lo importante es la disciplina.

 

Respecto a dónde escriben, la mayoría escribe en su casa. Han dedicado algún lugar para el vicio. La mayoría sentados, alguno de pie, incluso alguna escribe en su cama, esa es su oficina. Alguien escribe en la mesa del comedor por su amplitud. A otros les gusta también los bares, los hoteles, los aeropuertos, los aviones (alguien incluso ha comprado pasajes sólo para poder escribir durante el vuelo).

 

Muchos autores empezaron escribiendo en papel, luego pasaron a la máquina de escribir, y ahora escriben en computador; sin embargo, algunos todavía escriben en papel, incluso con pluma. Alguna autora perdió su pluma, y siente que escribir no es lo mismo sin su amada pluma.

 

La mayoría tiene una o varias libretas donde anotan ideas, hacen esquemas, ponen nombres a sus personajes. Las tienen en casa o las llevan siempre en sus bolsos, pues las ideas suelen surgir cuando ellas quieren, el foco se prende donde menos pensamos y no necesariamente cuando nos sentamos a escribir. Esto me recuerda a Kairos (la inspiración, el tiempo oportuno), aquel personaje de la mitología griega que tiene un copete de pelo adelante y que es calvo en la nuca. Las libretas servirían para agarrar las ideas cuando llegan de frente, porque si se las deja pasar, lo más seguro, es que no las recordemos.

 

Una cosa interesante: se escribe constantemente. No se escribe sólo cuando se está frente al papel. Hay una generación continua de ideas, se escribe y se corrige mentalmente, por eso la importancia de las libretas. Algunos viven rodeados con sus personajes: los ven, hablan con ellos, les preguntan cosas, miran cómo evoluciona y en algún momento se despiden. Se vive para la escritura, por eso algún autor para no volverse loco con la escritura constante, la corrección mental, tiene que hacer otras tareas para salir de la obsesión de la escritura continua.

 

¿Cómo lo hacen? Algunos se sientan y escriben todo lo que les salga ese momento, sin pensar mucho, para evitar al crítico que todos llevamos dentro; vuelven al siguiente día, corrigen y comienzan otra vez. Alguna, en cambio, se aguanta las ganas de escribir todo lo que puede, sólo cuando el deseo es irresistible, se sienta y escribe. Otra para escribir tienen que tener la primera y la última frase de la historia, mientras mentalmente no tenga eso, no inicia. A otros les ayuda la disciplina, tener un horario hace que escriban con ganas o sin ellas. Las ideas para escribir surgen de la vida misma, la mayoría tienen que ver con nuestra propia biografía; son las vivencias de la infancia que se han fermentado y transformado. Las ideas nos buscan, dicho de otro modo, a veces no elegimos los temas, sino que ellos nos eligen.

 

Una cosa importante de la escritura es la postescritura, es decir, el proceso de corrección. En esta etapa debe saltar el crítico que también llevamos dentro. La mayoría dedica un buen tiempo a la corrección, y una cosa interesante, la corrección de algún texto puede llevar años. Corregir también crea trance, es el afán de perfección. Alguno le gusta leer en voz alta los escritos para corregir, así le da ritmo. La corrección tiene por fin presentar la mejor versión posible del texto, por eso muchos son obsesivos con la corrección. Borges decía  que "publicaba para dejar de seguir corrigiendo".

 

Por lo que deduzco del libro, la mayoría de escritores sólo se dedican a escribir, no tienen que lidiar con tener otros trabajos para vivir, posiblemente porque ya pueden vivir de la escritura, o simplemente son de una clase económica que tiene sus necesidades básicas satisfechas. Algún escritor comenta que cuando era joven y tenía que trabajar, sólo trabaja 8 horas, no más, para poder dedicarse a escribir.

 

La mayoría escribe porque les produce placer. Algunos disfrutan del proceso; otros del resultado, de ver el escrito terminado, de saber lo difícil que fue. Otros escriben para huir del mundo, del tedio de la vida, porque escribir les divierte, les pone en trance. Para algunos la escritura es un vicio, como la del drogadicto que sólo vive para la droga, así el escritor organiza su vida para que gire alrededor del bello vicio de la escritura.

 

No hay una receta única para escribir, cada uno encontró la suya. Así escribo es un buen libro para entender cómo han hecho 53 escritores mexicanos para escribir. Espero les guste esta pequeña síntesis personal del texto, y si pueden, consigan el libro.

 

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